La conquista de México se refiere principalmente a la sumisión del estado mexica o azteca, realizada por Hernán Cortés en nombre de Carlos I y a favor del creciente Imperio Español entre 1519 y 1521 fecha en que cayó la ciudad de México-Tenochtitlan. La expedición de Hernán Cortés y sus capitanes incluyó otras campañas militares realizadas entre 1521 y 1525 en la zona central y en la zona sur del actual territorio mexicano, las cuales fueron estableciendo los primeros límites de la Nueva España.
Las conquistas y colonizaciones de la península de Baja California, de la península de Yucatán, de la zona occidental conocida como Nueva Galicia, de la zona noreste conocida como Nuevo Reino de León, y de la zona norte del actual territorio mexicano fueron realizadas paulatinamente y corresponden a posteriores campañas militares y posteriores procedimientos de colonización.
Las fuentes principales de las campañas de Cortés y sus capitanes son las crónicas de Indias redactadas en el siglo XVI, de las que destacan la Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, de Bernal Díaz del Castillo quien tomó acciones en las campañas bélicas, las cartas de relación de Hernán Cortés dirigidas a la monarquía española, y la obra de Francisco López de Gómara, conocida como Hispania Victrix, historia general de las Indias con la conquista de México de la Nueva España, el autor nunca pisó el continente americano, pero conoció a Cortés, y se documentó con los relatos de los soldados que participaron en los conflictos bélicos.
Las conquistas y colonizaciones de la península de Baja California, de la península de Yucatán, de la zona occidental conocida como Nueva Galicia, de la zona noreste conocida como Nuevo Reino de León, y de la zona norte del actual territorio mexicano fueron realizadas paulatinamente y corresponden a posteriores campañas militares y posteriores procedimientos de colonización.
Las fuentes principales de las campañas de Cortés y sus capitanes son las crónicas de Indias redactadas en el siglo XVI, de las que destacan la Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, de Bernal Díaz del Castillo quien tomó acciones en las campañas bélicas, las cartas de relación de Hernán Cortés dirigidas a la monarquía española, y la obra de Francisco López de Gómara, conocida como Hispania Victrix, historia general de las Indias con la conquista de México de la Nueva España, el autor nunca pisó el continente americano, pero conoció a Cortés, y se documentó con los relatos de los soldados que participaron en los conflictos bélicos.
El estado mexica se extendía por una gran cantidad de territorios , abarcando muchos pueblos y sumando varios millones de súbditos. El mismo continuaba en expansión. Una de sus campañas mas fuertes era contra los tlaxcaltecas, una comunidad que se había resistido fuertemente al dominio de la expansión mexica que se encontraba a punto de sucumbir, pues tanto al norte, sur, este y oeste las poblaciones habían sido previamente conquistadas, quedando ellos en un sitio territorial y comercialmente aislado.
Tras la caída de Tula corría la leyenda de que el dios Quetzalcoatl, volvería algún día del mar del oriente, de donde nace el sol y en donde se encontraba la ciudad de los dioses, para reconstruir su ciudad.
Tras varios siglos la leyenda de Quetzalcoatl fue conocida por los mexicas. Algunos profetas y fanáticos religiosos vaticinaban su llegada como el fin de su señorío y la llegada de una nueva era. El Huey tlatoani (gobernante mexica) Motecuhzoma Xocoyotzin o Moctezuma II creía firmemente en estas profecías, debido a ciertos presagios que habían acontecido, como la aparición de un cometa, un fuego espontáneo en la casa del dios Huitzilopochtli, un rayo en el templo de Xiuhtecuhtli y algunos otros.
Tras la caída de Tula corría la leyenda de que el dios Quetzalcoatl, volvería algún día del mar del oriente, de donde nace el sol y en donde se encontraba la ciudad de los dioses, para reconstruir su ciudad.
Tras varios siglos la leyenda de Quetzalcoatl fue conocida por los mexicas. Algunos profetas y fanáticos religiosos vaticinaban su llegada como el fin de su señorío y la llegada de una nueva era. El Huey tlatoani (gobernante mexica) Motecuhzoma Xocoyotzin o Moctezuma II creía firmemente en estas profecías, debido a ciertos presagios que habían acontecido, como la aparición de un cometa, un fuego espontáneo en la casa del dios Huitzilopochtli, un rayo en el templo de Xiuhtecuhtli y algunos otros.
Cuando comenzaron a llegar noticias de "montañas que se mueven sobre el agua" (embarcaciones españolas) con hombres barbados de piel blanca sobre ellas, inmediatamente se relacionó este hecho con la próxima llegada de Quetzalcoatl.
Esto provocó pequeños levantamientos en contra de los mexicas por parte de poblaciones que creían se verían auxiliadas por los dioses si hacían la guerra en contra de los mexicas, quienes se comenzaban a ver en problemas para mantener la estabilidad de su dominio.
Dado que los primeros encuentros con los europeos terminaban en intercambios comerciales (rescate de oro), en muchos pueblos corrió la idea de que la manera de deshacerse de ellos sin pelear era entregarles oro y aceptar lo que trajeran para intercambiar. De esta manera los europeos subirían a sus naves y se marcharían.
Dada la inquietud que suponía la estancia de los extranjeros en sus tierras fueron numerosas las actividades de este tipo, además de las bélicas, para alejar a los extraños. Esto creó en los europeos la idea de que en estas costas había pueblos muy ricos con quienes era relativamente fácil comerciar.
Esto provocó pequeños levantamientos en contra de los mexicas por parte de poblaciones que creían se verían auxiliadas por los dioses si hacían la guerra en contra de los mexicas, quienes se comenzaban a ver en problemas para mantener la estabilidad de su dominio.
Dado que los primeros encuentros con los europeos terminaban en intercambios comerciales (rescate de oro), en muchos pueblos corrió la idea de que la manera de deshacerse de ellos sin pelear era entregarles oro y aceptar lo que trajeran para intercambiar. De esta manera los europeos subirían a sus naves y se marcharían.
Dada la inquietud que suponía la estancia de los extranjeros en sus tierras fueron numerosas las actividades de este tipo, además de las bélicas, para alejar a los extraños. Esto creó en los europeos la idea de que en estas costas había pueblos muy ricos con quienes era relativamente fácil comerciar.
Los españoles continuaron hacia el norte y llegaron el 22 de abril de 1519 a Chalchicueyecan (San Juan de Ulúa), donde capitanes (calpixques) al mando de Yohualichan y enviados por Motecuhzoma Xocoyotzin preguntaron por el tlatoani o señor. Moctezuma pensaba que Cortés era Quetzalcóatl, y le había enviado por medio de sus embajadores diversos regalos, entre ellos un traje de Tezcatlipoca y de Quetzalcoátl (dioses gemelos), además de objetos de oro, y máscaras con turquesas. Cortés les entregó cuentas de vidrio verdes y amarillas, una silla y un casco que les recordaba al del dios de la guerra Huitzilopochtli, y les obsequió con una carrera de caballos y disparos de artillería, para hacer alarde de su poderío militar.
Motecuhzoma Xocoyotzin tan pronto recibió las noticias de la costa, envió el mensaje de que le resultaba imposible recibirles en México-Tenochtitlan, por lo que les sugería irse lo antes posible y enviaba nuevamente ricos presentes, pero esto sólo excitó la codicia de los soldados: Cortés y sus hombres se dieron cuenta de que efectivamente la riqueza del imperio era grande y de que los pueblos sometidos resentían la dominación mexica, por lo que decidió avanzar hacia el interior.
Conforme a la ley española si se fundaba una ciudad con cabildo ésta era autónoma, así que entre el 5 y 10 de julio de 1519 se creó la Villa Rica de la Vera Cruz que eligió Cabildo inmediatamente. Cortés dimitió como Capitan General del gobernador de Cuba e hizo que las nuevas autoridades lo nombraran Capitan General de una nueva expedición que sólo debería obediencia al Rey de España y no estaría sometido a la autoridad de Velázquez.
Motecuhzoma Xocoyotzin tan pronto recibió las noticias de la costa, envió el mensaje de que le resultaba imposible recibirles en México-Tenochtitlan, por lo que les sugería irse lo antes posible y enviaba nuevamente ricos presentes, pero esto sólo excitó la codicia de los soldados: Cortés y sus hombres se dieron cuenta de que efectivamente la riqueza del imperio era grande y de que los pueblos sometidos resentían la dominación mexica, por lo que decidió avanzar hacia el interior.
Conforme a la ley española si se fundaba una ciudad con cabildo ésta era autónoma, así que entre el 5 y 10 de julio de 1519 se creó la Villa Rica de la Vera Cruz que eligió Cabildo inmediatamente. Cortés dimitió como Capitan General del gobernador de Cuba e hizo que las nuevas autoridades lo nombraran Capitan General de una nueva expedición que sólo debería obediencia al Rey de España y no estaría sometido a la autoridad de Velázquez.
Redactó la Carta del Cabildo, fechada el 10 de julio, en la que comunicaba a Carlos I que el cabildo le había nombrado capitán general y justicia mayor, y la envió a España por medio de Alonso Hernández Portocarrero y Francisco de Montejo. Ante este acto de rebeldía, Velázquez le denunció ante el Consejo de Indias, aunque el caso tardó años en juzgarse.
Entrada y estancia en Tenochtitlan
Fueron muchos los intentos de Moctezuma para disuadir el avance de Cortés hacia Tenochtitlan. El tlatoani envió regalos, embajadores e inumerables excusas para tratar de convencerlos de no visitar la ciudad, pero todo fue inútil.
Al llegar al Valle de México el 8 de noviembre de 1519, el ejército compuesto por 400 españoles, 3 000 tlaxcaltecas y 40 caballos, finalmente entró en la ciudad de México-Tenochtitlan construida en una isla del lago de Texcoco y unida a tierra por tres calzadas principales. Fue bien recibido por el huey tlatoani Motecuhzoma, y una amplia comitiva entre los cuales se encontraban Cuitláhuac, Cacamatzin, Tetlepanquetzal, Itzquauhtzin, Topantemoctzin, y algunos otros principales. Tras una breve presentación y muestras de paz y bienvenida, los españoles y Cortés fueron alojados en el palacio de Axayácatl, cercano al recinto sagrado de la ciudad. Motecuhzoma era un guerrero experimentado, pero, hombre supersticioso, pensaba que tal vez los extraños visitantes eran dioses, como lo anunciaba una antigua profecía. Con la esperanza de que los españoles regresaran por donde habían venido, decidió obedecer a Cortés y entregarle valiosos regalos, entre otros el ahora conocido como penacho de Motecuhzoma, el tocado real hecho de plumas de quetzal engarzadas en oro y piedras preciosas.
Muerte de Cuauhpopoca
Los conquistadores españoles habían dejado en la Villa Rica de la Vera Cruz una pequeña guarnición al mando de Juan de Escalante, quienes debían dar apoyo a sus nuevos aliados totonacas; debido a la suspensión de pago de tributo de los totonacas, las hostilidades comenzaron por parte de los guerreros mexicas al mando de Cuauhpopoca. En el conflicto conocido como la batalla de Nautla murieron siete españoles, entre ellos Juan de Escalante. Desde Nautla habían enviado a Moctezuma junto con el reporte de la batalla, una cabeza decapitada de un soldado español como prueba fehaciente de que los españoles eran seres mortales y no dioses; sin embargo el tlatoani asustado al ver la cabeza, prohibió las acciones militares en contra de los europeos y pidió mantener en secreto la noticia. No obstante, mensajeros totonacas y tlaxcaltecas también informaron de forma secreta la noticia a Cortés.
Mientras tanto en Tenochtitlan, Cortés descubrió algunos tesoros escondidos en una de las recámaras principales del suntuoso palacio de Axayácatl, pero también se percató del posible riesgo de una emboscada; tomó como pretexto el ataque de Nautla para arrestar al tlatoani, exigiendo castigo a los responsables, Motecuhzoma mandó llamar a Cuauhpopoca y le otorgó el privilegio de juicio a Cortés, quién lo mandó quemar en público junto con 16 responsables del ataque.
Bajo arraigo Motecuhzoma acompañó personalmente a Cortés enseñándole la ciudad, e incluso le llevó al Templo Mayor, donde el conquistador le pidió que abandonase a sus dioses, derribó los ídolos aztecas e impuso imágenes cristianas celebrando misa, ante el asombro de los mexicas. El castigo de Cuauhpopoca, las acciones en el templo, la sumisión y arraigo de Motecuhzoma, enardecieron a Cacamatzin señor de Texcoco quien intentó sublevarse con otros señores. Motecuhzoma consideraba una especie de semidios a Cortés, por lo que intercedió a favor de los españoles y puso bajo arresto a los sublevados.
A pesar del malestar social de los mexicas por las acciones y la presencia de los conquistadores españoles, Motecuhzoma intentó por todos los medios evadir las hostilidades. Llorando en un discurso frente a su pueblo, pidió rendir obediencia a los españoles, creía en las profecías y supersticiones, y también temía que en caso de un enfrentamiento armado su pueblo sería masacrado.
El tlatoani informó a Cortés los lugares de donde procedía el oro, y partieron excursiones mixtas de españoles y mexicas para cerciorarse de las minas de Zacatula, Tuxtepec, y Coatzacoalcos. Cortés también pidió a Motecuhzoma solicitar oro a todos los pueblos tributarios de los mexicas, nuevamente el tlatoani accedió con la esperanza de que a cambio de entregar esos tesoros, los europeos se fueran de Tenochtitlan. Todo el oro fue fundido en barras por los plateros de Azcapotzalco para su transporte posterior separando el Quinto del Rey. Motecuhzoma insistió a Cortés retirarse de la ciudad, pero la respuesta fue que la estancia se prolongaría debido a que había destruido sus embarcaciones.
Poco después, llegaron noticias de que a Ulúa había llegado un destacamento bajo el mando de Pánfilo de Narváez con órdenes del gobernador Velazquez para aprehender a los rebeldes, y Cortés salió de Tenochtitlan obligado a marchar con parte de su ejército hacia la costa, dejando una guarnición al mando de Pedro de Alvarado, capitán de toda su confianza. Por su parte, Motecuhzoma albergó falsas esperanzas, pensando que con estas embarcaciones Cortés y sus hombres se retirarían.
Durante la ausencia de Cortés, en Tenochtitlan se debía celebrar la ceremonia en honor del dios Huitzilopochtli. Los mexicas pidieron permiso a Pedro de Alvarado quién había quedado al mando de los españoles y otorgó el permiso correspondiente para llevar a cabo la fiesta de Tóxcatl, la cual era un extenso ritual en donde se hacía una estatua de Huitzilopochtli; sacerdotes, capitanes, así como jóvenes guerreros bailaban y cantaban desarmados.
Alvarado mandó cerrar las salidas, pasos y entradas al patio sagrado, la entrada del Águila en el palacio menor, la de Ácatl iyacapan ("punta de caña"), la de Tezcacóac ("serpiente de espejos") y comenzó la masacre, "dieron un tajo al que estaba tañendo el tambor, le cortaron ambos brazos y luego lo decapitaron, lejos fue a caer su cabeza cercenada, otros comenzaron a matar con lanzas y espadas, corría la sangre como el agua cuando llueve, y todo el patio estaba sembrado de cabezas, brazos, tripas y cuerpos de hombres muertos".
Entrada y estancia en Tenochtitlan
Fueron muchos los intentos de Moctezuma para disuadir el avance de Cortés hacia Tenochtitlan. El tlatoani envió regalos, embajadores e inumerables excusas para tratar de convencerlos de no visitar la ciudad, pero todo fue inútil.
Al llegar al Valle de México el 8 de noviembre de 1519, el ejército compuesto por 400 españoles, 3 000 tlaxcaltecas y 40 caballos, finalmente entró en la ciudad de México-Tenochtitlan construida en una isla del lago de Texcoco y unida a tierra por tres calzadas principales. Fue bien recibido por el huey tlatoani Motecuhzoma, y una amplia comitiva entre los cuales se encontraban Cuitláhuac, Cacamatzin, Tetlepanquetzal, Itzquauhtzin, Topantemoctzin, y algunos otros principales. Tras una breve presentación y muestras de paz y bienvenida, los españoles y Cortés fueron alojados en el palacio de Axayácatl, cercano al recinto sagrado de la ciudad. Motecuhzoma era un guerrero experimentado, pero, hombre supersticioso, pensaba que tal vez los extraños visitantes eran dioses, como lo anunciaba una antigua profecía. Con la esperanza de que los españoles regresaran por donde habían venido, decidió obedecer a Cortés y entregarle valiosos regalos, entre otros el ahora conocido como penacho de Motecuhzoma, el tocado real hecho de plumas de quetzal engarzadas en oro y piedras preciosas.
Muerte de Cuauhpopoca
Los conquistadores españoles habían dejado en la Villa Rica de la Vera Cruz una pequeña guarnición al mando de Juan de Escalante, quienes debían dar apoyo a sus nuevos aliados totonacas; debido a la suspensión de pago de tributo de los totonacas, las hostilidades comenzaron por parte de los guerreros mexicas al mando de Cuauhpopoca. En el conflicto conocido como la batalla de Nautla murieron siete españoles, entre ellos Juan de Escalante. Desde Nautla habían enviado a Moctezuma junto con el reporte de la batalla, una cabeza decapitada de un soldado español como prueba fehaciente de que los españoles eran seres mortales y no dioses; sin embargo el tlatoani asustado al ver la cabeza, prohibió las acciones militares en contra de los europeos y pidió mantener en secreto la noticia. No obstante, mensajeros totonacas y tlaxcaltecas también informaron de forma secreta la noticia a Cortés.
Mientras tanto en Tenochtitlan, Cortés descubrió algunos tesoros escondidos en una de las recámaras principales del suntuoso palacio de Axayácatl, pero también se percató del posible riesgo de una emboscada; tomó como pretexto el ataque de Nautla para arrestar al tlatoani, exigiendo castigo a los responsables, Motecuhzoma mandó llamar a Cuauhpopoca y le otorgó el privilegio de juicio a Cortés, quién lo mandó quemar en público junto con 16 responsables del ataque.
Bajo arraigo Motecuhzoma acompañó personalmente a Cortés enseñándole la ciudad, e incluso le llevó al Templo Mayor, donde el conquistador le pidió que abandonase a sus dioses, derribó los ídolos aztecas e impuso imágenes cristianas celebrando misa, ante el asombro de los mexicas. El castigo de Cuauhpopoca, las acciones en el templo, la sumisión y arraigo de Motecuhzoma, enardecieron a Cacamatzin señor de Texcoco quien intentó sublevarse con otros señores. Motecuhzoma consideraba una especie de semidios a Cortés, por lo que intercedió a favor de los españoles y puso bajo arresto a los sublevados.
A pesar del malestar social de los mexicas por las acciones y la presencia de los conquistadores españoles, Motecuhzoma intentó por todos los medios evadir las hostilidades. Llorando en un discurso frente a su pueblo, pidió rendir obediencia a los españoles, creía en las profecías y supersticiones, y también temía que en caso de un enfrentamiento armado su pueblo sería masacrado.
El tlatoani informó a Cortés los lugares de donde procedía el oro, y partieron excursiones mixtas de españoles y mexicas para cerciorarse de las minas de Zacatula, Tuxtepec, y Coatzacoalcos. Cortés también pidió a Motecuhzoma solicitar oro a todos los pueblos tributarios de los mexicas, nuevamente el tlatoani accedió con la esperanza de que a cambio de entregar esos tesoros, los europeos se fueran de Tenochtitlan. Todo el oro fue fundido en barras por los plateros de Azcapotzalco para su transporte posterior separando el Quinto del Rey. Motecuhzoma insistió a Cortés retirarse de la ciudad, pero la respuesta fue que la estancia se prolongaría debido a que había destruido sus embarcaciones.
Poco después, llegaron noticias de que a Ulúa había llegado un destacamento bajo el mando de Pánfilo de Narváez con órdenes del gobernador Velazquez para aprehender a los rebeldes, y Cortés salió de Tenochtitlan obligado a marchar con parte de su ejército hacia la costa, dejando una guarnición al mando de Pedro de Alvarado, capitán de toda su confianza. Por su parte, Motecuhzoma albergó falsas esperanzas, pensando que con estas embarcaciones Cortés y sus hombres se retirarían.
Durante la ausencia de Cortés, en Tenochtitlan se debía celebrar la ceremonia en honor del dios Huitzilopochtli. Los mexicas pidieron permiso a Pedro de Alvarado quién había quedado al mando de los españoles y otorgó el permiso correspondiente para llevar a cabo la fiesta de Tóxcatl, la cual era un extenso ritual en donde se hacía una estatua de Huitzilopochtli; sacerdotes, capitanes, así como jóvenes guerreros bailaban y cantaban desarmados.
Alvarado mandó cerrar las salidas, pasos y entradas al patio sagrado, la entrada del Águila en el palacio menor, la de Ácatl iyacapan ("punta de caña"), la de Tezcacóac ("serpiente de espejos") y comenzó la masacre, "dieron un tajo al que estaba tañendo el tambor, le cortaron ambos brazos y luego lo decapitaron, lejos fue a caer su cabeza cercenada, otros comenzaron a matar con lanzas y espadas, corría la sangre como el agua cuando llueve, y todo el patio estaba sembrado de cabezas, brazos, tripas y cuerpos de hombres muertos".
Fue una gran pérdida, porque los asesinados eran los dirigentes que se habían educado en el calmécac, los veteranos de guerra, los capitanes (calpixques), los intérpretes de códices. La presencia de los extranjeros ofendía al pueblo de Tenochtitlan, pero era tanto el respeto que sentían por la figura del tlatoani, que nadie se había atrevido a contradecirlo. La matanza del templo mayor provocó una enorme indignación y los mexicas se lanzaron contra el palacio de Axayácatl. Moctezuma pidió a Itzquauhtzin señor de Tlatelolco, calmar a la población enardecida con un discurso en el que pedía a tehochcas y tlatelolcas que no lucharan contra los españoles. La rebelión ya no puedo ser detenida, la población gritaba ¡Ya no somos sus vasallos!, se encontraban irritados por el ataque alevoso a sus capitanes, y sitiaron el palacio
durante más de veinte días donde los españoles se atrincheraron, llevando con ellos a Motecuhzoma y a otros jefes.
La Noche Triste
La Noche Triste
"Batalla de Otumba"
Cortés apenas tuvo que luchar contra las tropas de Pánfilo de Narváez quién perdió un ojo en una escaramuza y fue hecho prisionero, su expedición constaba de 19 embarcaciones, 1,400 hombres, 80 caballos, 20 piezas de artillería y 1,000 auxiliares cubanos, entre los cuales viajaba un esclavo de raza negra enfermo de viruela. Los hombres se convencieron de la riqueza de las tierras descubiertas y reconocieron a Cortés como jefe, incrementando así su fuerza militar.
Al terminar su campaña contra Narváez, un mensajero proveniente de Tenochtitlan le informó sobre una rebelión en la ciudad, mediante la cual tenían emboscados a todos los hombres que habían quedado a resguardo de la misma.
A su regreso a la ciudad se dió un enfrentamiento en Iztapalapa tras el cual Cortés y su gente pudieron entrar a la ciudad y reunirse con sus compañeros en un palacio de la ciudad desde el cual se defendían de constantes ataques. Además allí mantenían cautivo a Moctezuma, algunos hijos de este y varios sacerdotes.
En un intento por traer la paz Cortés hizo que Moctezuma subiera a uno de los muros del palacio para que este hablara con su gente y los tranquilizara, sin embargo la multitud enardecida comenzó a arrojar piedras, una de las cuales hirió a Moctezuma de gravedad durante su discurso. Moctezuma fue llevado al interior pero falleció tres días después a causa de la herida. Su cuerpo junto con el de Itzquauhtzin fueron llevados fuera del palacio por dos sirvientes del tlatoani. La convivencia entre Cortés y Moctezuma había creado un vínculo de amistad, el tlatoani antes de morir pidió a Cortés que favoreciese a su hijo de nombre Chimalpopoca; al morir Cortés y los capitanes que habían arraigado a Moctezuma entristecieron.
El palacio quedó cercado, sin agua, ni alimentos, y el Tlahtocan (concejo) eligió como nuevo tlatoani a un primo de Moctezuma, Cuitláhuac. Parece ser que Moctezuma había aceptado ser bautizado y declarado súbdito de España, donde todavía viven sus descendientes, los condes de Miravalle. Cortés se vió forzado a abandonar la ciudad, organizó el escape, ordenando cargar la mayor parte de oro posible.
.."Todo lo cogieron, de todo se adueñaron, todo lo arrebataron como suyo, todo se apropiaron como si fuera su suerte. Y después que le fueron quitando a todo el oro, cuando se lo hubieron quitado, todo lo demás lo juntaron, lo acumularon en la medianía del patio, a medio patio; todo era pluma fina"..
Historia general de las cosas de la Nueva España.
Sólo consiguieron salir los primeros soldados, ya que, descubiertos y dada la voz de alarma, fueron acosados desde canoas, muriendo unos 800 españoles y 5 000 aliados, además de perder 40 caballos, cañones, arcabuces, espadas, arcos y saetas de hierro, así como la mayor parte del oro. Una de las bajas fue el capitán Juan Velázquez de León quién había sido fiel a Cortés a pesar de ser pariente de Diego Velázquez de Cuéllar, los capitanes Francisco de Morla y Francisco de Salcedo también perecieron.
A su regreso a la ciudad se dió un enfrentamiento en Iztapalapa tras el cual Cortés y su gente pudieron entrar a la ciudad y reunirse con sus compañeros en un palacio de la ciudad desde el cual se defendían de constantes ataques. Además allí mantenían cautivo a Moctezuma, algunos hijos de este y varios sacerdotes.
En un intento por traer la paz Cortés hizo que Moctezuma subiera a uno de los muros del palacio para que este hablara con su gente y los tranquilizara, sin embargo la multitud enardecida comenzó a arrojar piedras, una de las cuales hirió a Moctezuma de gravedad durante su discurso. Moctezuma fue llevado al interior pero falleció tres días después a causa de la herida. Su cuerpo junto con el de Itzquauhtzin fueron llevados fuera del palacio por dos sirvientes del tlatoani. La convivencia entre Cortés y Moctezuma había creado un vínculo de amistad, el tlatoani antes de morir pidió a Cortés que favoreciese a su hijo de nombre Chimalpopoca; al morir Cortés y los capitanes que habían arraigado a Moctezuma entristecieron.
El palacio quedó cercado, sin agua, ni alimentos, y el Tlahtocan (concejo) eligió como nuevo tlatoani a un primo de Moctezuma, Cuitláhuac. Parece ser que Moctezuma había aceptado ser bautizado y declarado súbdito de España, donde todavía viven sus descendientes, los condes de Miravalle. Cortés se vió forzado a abandonar la ciudad, organizó el escape, ordenando cargar la mayor parte de oro posible.
.."Todo lo cogieron, de todo se adueñaron, todo lo arrebataron como suyo, todo se apropiaron como si fuera su suerte. Y después que le fueron quitando a todo el oro, cuando se lo hubieron quitado, todo lo demás lo juntaron, lo acumularon en la medianía del patio, a medio patio; todo era pluma fina"..
Historia general de las cosas de la Nueva España.
Sólo consiguieron salir los primeros soldados, ya que, descubiertos y dada la voz de alarma, fueron acosados desde canoas, muriendo unos 800 españoles y 5 000 aliados, además de perder 40 caballos, cañones, arcabuces, espadas, arcos y saetas de hierro, así como la mayor parte del oro. Una de las bajas fue el capitán Juan Velázquez de León quién había sido fiel a Cortés a pesar de ser pariente de Diego Velázquez de Cuéllar, los capitanes Francisco de Morla y Francisco de Salcedo también perecieron.
Cortés abandonó Tenochtitlan el 30 de junio de 1520, en los combates murieron tres hijos de Moctezuma, Chimalpopoca y dos mujeres, Cortés fue herido en una mano. La mayor parte de los muertos fue de los aliados tlaxcaltecas, atacados con más intensidad por los mexicas.
Los supervivientes escaparon por la ruta de Tlacopan, es aquí cuando el cronista López de Gómara describió el salto de Pedro de Alvarado, el cual fue desmentido por Díaz del Castillo. Por otra parte todos los cronistas coinciden con el llanto de Cortés en la Noche Triste:
.." Cortés a esto se paró, y aun se sentó, y no a descansar, sino a hacer duelo sobre los muertos y que vivos quedaban, y pensar y decir el baque la fortuna le daba con perder tantos amigos, tanto tesoro, tanto mando, tan grande ciudad y reino; y no solamente lloraba la desventura presente, más temía la venidera, por estar todos heridos, por no saber adónde ir, y por no tener cierta la guardia y amistad en Tlaxcala; y ¿quién no llorara viendo la muerte y estrago de aquellos que con tanto triunfo, pompa y regocijo entrado habían? "...
Historia general de las Indias, Francisco López de Gómara.
Los supervivientes escaparon por la ruta de Tlacopan, es aquí cuando el cronista López de Gómara describió el salto de Pedro de Alvarado, el cual fue desmentido por Díaz del Castillo. Por otra parte todos los cronistas coinciden con el llanto de Cortés en la Noche Triste:
.." Cortés a esto se paró, y aun se sentó, y no a descansar, sino a hacer duelo sobre los muertos y que vivos quedaban, y pensar y decir el baque la fortuna le daba con perder tantos amigos, tanto tesoro, tanto mando, tan grande ciudad y reino; y no solamente lloraba la desventura presente, más temía la venidera, por estar todos heridos, por no saber adónde ir, y por no tener cierta la guardia y amistad en Tlaxcala; y ¿quién no llorara viendo la muerte y estrago de aquellos que con tanto triunfo, pompa y regocijo entrado habían? "...
Historia general de las Indias, Francisco López de Gómara.
En su ruta hacia Tlaxcala los conquistadores fueron ferozmente atacados en la batalla de Otumba, sin embargo triunfaron al matar al principal capitán de los mexicas, pues muerto este, los perseguidores se dispersaron y huyeron. Hernán Cortés tardó más de un año en reorganizarse y regresar a tomar la plaza de Tenochtitlan.
En la ciudad se desató una epidemia de viruela, enfermedad desconocida en América, debido a la cual en noviembre de ese mismo año falleció Cuitláhuac sucesor de Moctezuma, junto con un gran porcentaje de la población. La epidemia provocó también una gran hambruna.
Reabastecimiento de Cortés
Las expediciones de Garay fueron atacadas por los nativos huastecos en el río Pánuco, los pocos sobrevivientes se unieron a las fuerzas de Cortés
Francisco de Garay gobernador de Jamaica envió una expedición de reconocimiento al río Pánuco comandada por Alonso Álvarez de Pineda, encontrándose con Cortés, quién capturó a un puñado de sus soldados. Poco después Garay asignó a Diego Camargo la misión de poblar la zona del río, pero fracasó al ser atacado por los nativos huastecos, los pocos sobrevivientes lograron reunirse con Cortés, e informaron de ataques realizados por escuadrones mexicas.
Una vez reunidos los conquistadores españoles con los tlaxcaltecas, Cortés se reorganizó y emprendió la batalla de Tepeaca, tomando a muchos mexicas por esclavos, montó un cuartel y fundó la villa de Segura de la Frontera (Pánuco), desde donde pudo tomar las poblaciones de Quecholac, Huaquechula, Itzocan, Tecamachalco, Zapotitlán, Chiautla, para comenzar a controlar la zona.
En la ciudad se desató una epidemia de viruela, enfermedad desconocida en América, debido a la cual en noviembre de ese mismo año falleció Cuitláhuac sucesor de Moctezuma, junto con un gran porcentaje de la población. La epidemia provocó también una gran hambruna.
Reabastecimiento de Cortés
Las expediciones de Garay fueron atacadas por los nativos huastecos en el río Pánuco, los pocos sobrevivientes se unieron a las fuerzas de Cortés
Francisco de Garay gobernador de Jamaica envió una expedición de reconocimiento al río Pánuco comandada por Alonso Álvarez de Pineda, encontrándose con Cortés, quién capturó a un puñado de sus soldados. Poco después Garay asignó a Diego Camargo la misión de poblar la zona del río, pero fracasó al ser atacado por los nativos huastecos, los pocos sobrevivientes lograron reunirse con Cortés, e informaron de ataques realizados por escuadrones mexicas.
Una vez reunidos los conquistadores españoles con los tlaxcaltecas, Cortés se reorganizó y emprendió la batalla de Tepeaca, tomando a muchos mexicas por esclavos, montó un cuartel y fundó la villa de Segura de la Frontera (Pánuco), desde donde pudo tomar las poblaciones de Quecholac, Huaquechula, Itzocan, Tecamachalco, Zapotitlán, Chiautla, para comenzar a controlar la zona.
A pesar del fuerte golpe a los conquistadores en Tenochtitlan, nuevos soldados se unieron a Cortés; por una parte los sobrevivientes de las incursiones al río Pánuco de Francisco de Garay y los soldados de la excursión de Pánfilo de Narváez, quienes aún se encontraban en la Villa Rica de la Vera Cruz.
Desde Segura de la Frontera, Cortés envió al capitán Alonso de Ávila a la Española por provisiones y con la segunda carta de relación dirigida a Carlos I para que de ahí fuera enviada a España, así mismo envió al capitán Solís a Jamaica por artillería, arcabuces, ballestas, pólvora y caballos; en Segura de la Frontera se comenzó a recopilar y cortar madera para la construcción de trece bergantines para el sitio de Tenochtitlan.
Pronto comenzaron a llegar abastecimientos de Jamaica y Santo Domingo que fueron financiados con el poco oro rescatado de Tenochtitlan y del almacenado en Tlaxcala, hubo incluso algunos navíos que llegaron procedentes de Castilla (Juan de Burgos) y las Canarias, y otros cercanos como la expedición de Pedro Barba y Medina del Campo.
Desde Segura de la Frontera, Cortés envió al capitán Alonso de Ávila a la Española por provisiones y con la segunda carta de relación dirigida a Carlos I para que de ahí fuera enviada a España, así mismo envió al capitán Solís a Jamaica por artillería, arcabuces, ballestas, pólvora y caballos; en Segura de la Frontera se comenzó a recopilar y cortar madera para la construcción de trece bergantines para el sitio de Tenochtitlan.
Pronto comenzaron a llegar abastecimientos de Jamaica y Santo Domingo que fueron financiados con el poco oro rescatado de Tenochtitlan y del almacenado en Tlaxcala, hubo incluso algunos navíos que llegaron procedentes de Castilla (Juan de Burgos) y las Canarias, y otros cercanos como la expedición de Pedro Barba y Medina del Campo.
Mientras tanto en Tenochtitlan, tras la epidemia de viruela en la que había muerto Cuitláhuac, los mexicas eligieron a Cuauhtémoc (Águila que desciende) como nuevo sucesor, quién además era sobrino de Moctezuma Xocoyotzin.
Cuauhtémoc había participado en el episodio de la noche triste como tlalcochcálcatl (jefe de armas). Como nuevo tlatoani, reorganizó al ejército mexica, reconstruyó y fortificó la ciudad, pues suponía el regreso de los españoles, por lo que envió embajadores a todos los pueblos solicitando aliados por medio de la disminución o eliminación de tributos.
Avance hacia Tenochtitlan por el oriente
Cuando Cortés consideró que la construcción de los bergantines debía terminarse cerca del agua, inició un avance hacia el lago de Texcoco con un gran número de tamemes y aliados tlaxcaltecas. Los nativos de Tetzcuco se unieron a los conquistadores y ayudaron a excavar zanjas para los bergantines.
Una vez sujeta la posición de Texcoco, se realizó entonces un avance a Iztapalapa, donde hubo fuerte enfrentamientos con los mexicas que cruzaban el lago de Texcoco en pequeñas embarcaciones. Por otra parte las poblaciones de Chalco, Amecameca, Tlalmanalco, Otumba, Mixquic se unieron a Cortés, por temor a la gran fuerza de los tlaxcaltecas y españoles, o bien por ser enemigos tributarios de los mexicas.
La estrategia de Cortés era dejar aislada a la ciudad de Tenochtitlan y de esta forma debilitar la fuerzas externas aliadas de los mexicas. Por su parte, Cuauhtémoc ordenó cortar las líneas de suministro españolas en Chalco y Huexotla pueblos aliados de los europeos, sin embargo las fuerzas mexicas fueron derrotadas por Gonzalo de Sandoval.
Campañas militares al norte y occidente de Tenochtitlan
La estrategia militar de Cortés, fue ir cerrando Tenochtitlan hacia el norte en Xaltocan, Tenayuca, Cuautitlán, Azcapotzalco, Tlacopan, Acolman. Estas victorias conseguidas por los españoles, y la alianza con los tlaxcaltecas, fueron noticias en todo el imperio azteca, tributarios y enemigos comenzaron a aumentar las fuerzas de Cortés, pues poblaciones de la comarca enviaron embajadores de paz para rendir tributo a la corona española y aliarse en el ataque a los mexicas. Estos nuevos aliados también fueron de gran ayuda, pues mantenían en constante información a Cortés acerca de las concentraciones y movimientos de las fuerzas mexicas.
Cuauhtémoc había participado en el episodio de la noche triste como tlalcochcálcatl (jefe de armas). Como nuevo tlatoani, reorganizó al ejército mexica, reconstruyó y fortificó la ciudad, pues suponía el regreso de los españoles, por lo que envió embajadores a todos los pueblos solicitando aliados por medio de la disminución o eliminación de tributos.
Avance hacia Tenochtitlan por el oriente
Cuando Cortés consideró que la construcción de los bergantines debía terminarse cerca del agua, inició un avance hacia el lago de Texcoco con un gran número de tamemes y aliados tlaxcaltecas. Los nativos de Tetzcuco se unieron a los conquistadores y ayudaron a excavar zanjas para los bergantines.
Una vez sujeta la posición de Texcoco, se realizó entonces un avance a Iztapalapa, donde hubo fuerte enfrentamientos con los mexicas que cruzaban el lago de Texcoco en pequeñas embarcaciones. Por otra parte las poblaciones de Chalco, Amecameca, Tlalmanalco, Otumba, Mixquic se unieron a Cortés, por temor a la gran fuerza de los tlaxcaltecas y españoles, o bien por ser enemigos tributarios de los mexicas.
La estrategia de Cortés era dejar aislada a la ciudad de Tenochtitlan y de esta forma debilitar la fuerzas externas aliadas de los mexicas. Por su parte, Cuauhtémoc ordenó cortar las líneas de suministro españolas en Chalco y Huexotla pueblos aliados de los europeos, sin embargo las fuerzas mexicas fueron derrotadas por Gonzalo de Sandoval.
Campañas militares al norte y occidente de Tenochtitlan
La estrategia militar de Cortés, fue ir cerrando Tenochtitlan hacia el norte en Xaltocan, Tenayuca, Cuautitlán, Azcapotzalco, Tlacopan, Acolman. Estas victorias conseguidas por los españoles, y la alianza con los tlaxcaltecas, fueron noticias en todo el imperio azteca, tributarios y enemigos comenzaron a aumentar las fuerzas de Cortés, pues poblaciones de la comarca enviaron embajadores de paz para rendir tributo a la corona española y aliarse en el ataque a los mexicas. Estos nuevos aliados también fueron de gran ayuda, pues mantenían en constante información a Cortés acerca de las concentraciones y movimientos de las fuerzas mexicas.
Campañas militares al sur de Tenochtitlan
En marzo de 1521, Gonzalo de Sandoval salió a enfrentar reunió fuerzas de los aliados de Chalco de Chimalhuacán y Tlalmanalco y partió hacia la toma de la localidad de Huaxtépec (Oaxtepec), donde ocurrió una fuerte batalla, pues los mexicas tenían un gran número de combatientes, de esta forma también se fue cerrando el sitio por el lado sur de Tenochtitlan, pues el avance sometió a las poblaciones de Yecapixtla y Cuauhtlan (Cuautla). Una vez sujetas estas posiciones Cortés incursionó nuevamente en Juchitepec, Yautepec, Tepoztlán y Cuauhnáhuac (Cuernavaca) debido a una nueva y numerosa concentración de fuerzas de los mexicas. Andrés de Tapia y Cristóbal de Olid apoyaron esta campaña.
El siguiente avance fue hacia Xochimilco, donde la defensa de los mexicas ofreció una fuerte resistencia, ya que Cuauhtémoc envió el ataque con canoas por la laguna y por tierra, sumando una numerosa fuerza y convirtiendo el episodio en una gran batalla, pues los españoles además de contar con arcabuces, ballestas, y caballería, contaron con el gran apoyo de los tlaxcaltecas. Tras haber roto la barrera defensiva, los conquistadores avanzaron a Coyoacán, y Churubusco, controlando también la retaguardia en Tláhuac y Mixquic.
Sitio de Tenochtitlan
Controlado el oriente, nororiente y sur, Cortés no dudo en reafirmar las posiciones en Tlacopan (Tacuba) , Azcapotzalco, Tenayuca y Cuautitlán. El objetivo de aislar la ciudad se había logrado, ahora faltaba coordinar un ataque simultáneo a la ciudad desde todos los accesos, al igual que el asalto anfibio de los bergantines.
Fue entonces cuando Antonio de Villafaña, aún fiel a Diego Velázquez de Cuéllar elaboró un plan para asesinar a Cortés, Sandoval, Alvarado y Tapia. Villafaña fue descubierto y sentenciado a la horca.
Tras el incidente Cortés comenzó a reagrupar fuerzas, los bergantines estaban listos en Texcoco, solicitó hombres de Chalco, Tlalmanalco, envió mensajeros a Xicohténcatl Huehue y pidió refuerzos de Tlaxcala, Cholula, Huejotzingo, entre los capitanes tlaxcaltecas viajaba Xīcohténcatl Āxāyacatzin (el hijo), quién nunca quiso ser aliado de Cortés.
Pedro de Alvarado fue asignado por Tlacopan, Cristóbal de Olid con el apoyo de Andrés de Tapia, Francisco Verdugo y Francisco Lugo por Coyoacán, Gonzalo de Sandoval, apoyado por Luis Marín y Pedro de Ircio por Iztapalapa, y Hernán Cortés al mando de los bergantines desde Texcoco.
Pero antes de salir, Xicohténcatl no se encontraba en su posición, probablemente estaba coordinando sus fuerzas o realizando tareas de acopio. Cortés aprovechó la ocasión para acusarlo de traición y lo sentenció a morir en la horca el 12 de mayo de 1521.
Cortés siempre desconfió del hijo del cacique tlaxcalteca, quién había opuesto fuerte resistencia en las guerras confrontadas antes de ser aliados, con esta acción preventiva eliminó la posibilidad de que sus más fuertes aliados se volvieran en su contra.
Fuerzas iniciales para sitiar a Tenochtitlan:
Tlacopan - Pedro de Alvarado
30 caballos, 18 ballesteros y escopeteros, 150 peones de espada y rodela, 25,000 tlaxcaltecas.
Coyoacán - Cristóbal de Olid
36 caballos, 18 ballesteros y escopeteros, 160 peones de espada y rodela, 20,000 tlaxcaltecas.
Iztapalapa - Gonzalo de Sandoval
24 caballos, 4 escopeteros, 13 ballesteros, 150 peones de espada y rodela, 30,000 aliados de Huejotzingo, Cholula y Chalco.
Asalto anfibio Lago de Texcoco - Hernán Cortés
13 bergantines, 325 hombres, cada bergantin con 25 españoles y una fusta, incluyendo capitán, veedor, 6 ballesteros y escopeteros.
Tercera carta de relación, Hernán Cortés.[34]
Se dio la orden de cortar los suministros de agua dulce que llegaban a México-Tenochtitlan desde Chapultepec, los mexicas trataron de impedirlo en un férreo combate que perdieron. Comenzaron las batallas, por las aguas del lago de Texcoco, por las calzadas y los puentes en una forma coordinada, Sandoval cubrió también el área de Tepeyac; al principio las bajas por ambos bandos eran semejantes, tanto atacantes como defensores tenían organizadas sus acciones. La estrategia de los conquistadores era destruir los puentes y albarradas de comunicación a la isla de México-Tenochtitlan, y con los bergantines provocar incendios en las poblaciones, de tal suerte que no hubiera forma de abastecer comida y agua a los sitiados. La estrategia de los mexicas fue reconstruir y defender el paso de los puentes y albarradas, de vez en cuando enviaron escuadrones para contraatacar a los cuarteles de los conquistadores. Contrario a las costumbres de los mexicanos, las actividades se realizaban día y noche. (usualmente los mexicas no peleaban en la oscuridad). Díaz del Castillo relató en su crónica que "cada día existían tantos combates (no siempre victorias) que si los hubiera relatado todos parecería un libro de Amadís o de Caballerías. Fueron 93 días de sitio.",..pero la falta de agua y alimento surtió efecto..."digo que en tres días con sus noches, en todas tres calzadas, llenas de hombres y mujeres y criaturas, no dejaron de salir y tan flacos y amarillos y sucios y hediondos, que era lástima de verlos"...
En marzo de 1521, Gonzalo de Sandoval salió a enfrentar reunió fuerzas de los aliados de Chalco de Chimalhuacán y Tlalmanalco y partió hacia la toma de la localidad de Huaxtépec (Oaxtepec), donde ocurrió una fuerte batalla, pues los mexicas tenían un gran número de combatientes, de esta forma también se fue cerrando el sitio por el lado sur de Tenochtitlan, pues el avance sometió a las poblaciones de Yecapixtla y Cuauhtlan (Cuautla). Una vez sujetas estas posiciones Cortés incursionó nuevamente en Juchitepec, Yautepec, Tepoztlán y Cuauhnáhuac (Cuernavaca) debido a una nueva y numerosa concentración de fuerzas de los mexicas. Andrés de Tapia y Cristóbal de Olid apoyaron esta campaña.
El siguiente avance fue hacia Xochimilco, donde la defensa de los mexicas ofreció una fuerte resistencia, ya que Cuauhtémoc envió el ataque con canoas por la laguna y por tierra, sumando una numerosa fuerza y convirtiendo el episodio en una gran batalla, pues los españoles además de contar con arcabuces, ballestas, y caballería, contaron con el gran apoyo de los tlaxcaltecas. Tras haber roto la barrera defensiva, los conquistadores avanzaron a Coyoacán, y Churubusco, controlando también la retaguardia en Tláhuac y Mixquic.
Sitio de Tenochtitlan
Controlado el oriente, nororiente y sur, Cortés no dudo en reafirmar las posiciones en Tlacopan (Tacuba) , Azcapotzalco, Tenayuca y Cuautitlán. El objetivo de aislar la ciudad se había logrado, ahora faltaba coordinar un ataque simultáneo a la ciudad desde todos los accesos, al igual que el asalto anfibio de los bergantines.
Fue entonces cuando Antonio de Villafaña, aún fiel a Diego Velázquez de Cuéllar elaboró un plan para asesinar a Cortés, Sandoval, Alvarado y Tapia. Villafaña fue descubierto y sentenciado a la horca.
Tras el incidente Cortés comenzó a reagrupar fuerzas, los bergantines estaban listos en Texcoco, solicitó hombres de Chalco, Tlalmanalco, envió mensajeros a Xicohténcatl Huehue y pidió refuerzos de Tlaxcala, Cholula, Huejotzingo, entre los capitanes tlaxcaltecas viajaba Xīcohténcatl Āxāyacatzin (el hijo), quién nunca quiso ser aliado de Cortés.
Pedro de Alvarado fue asignado por Tlacopan, Cristóbal de Olid con el apoyo de Andrés de Tapia, Francisco Verdugo y Francisco Lugo por Coyoacán, Gonzalo de Sandoval, apoyado por Luis Marín y Pedro de Ircio por Iztapalapa, y Hernán Cortés al mando de los bergantines desde Texcoco.
Pero antes de salir, Xicohténcatl no se encontraba en su posición, probablemente estaba coordinando sus fuerzas o realizando tareas de acopio. Cortés aprovechó la ocasión para acusarlo de traición y lo sentenció a morir en la horca el 12 de mayo de 1521.
Cortés siempre desconfió del hijo del cacique tlaxcalteca, quién había opuesto fuerte resistencia en las guerras confrontadas antes de ser aliados, con esta acción preventiva eliminó la posibilidad de que sus más fuertes aliados se volvieran en su contra.
Fuerzas iniciales para sitiar a Tenochtitlan:
Tlacopan - Pedro de Alvarado
30 caballos, 18 ballesteros y escopeteros, 150 peones de espada y rodela, 25,000 tlaxcaltecas.
Coyoacán - Cristóbal de Olid
36 caballos, 18 ballesteros y escopeteros, 160 peones de espada y rodela, 20,000 tlaxcaltecas.
Iztapalapa - Gonzalo de Sandoval
24 caballos, 4 escopeteros, 13 ballesteros, 150 peones de espada y rodela, 30,000 aliados de Huejotzingo, Cholula y Chalco.
Asalto anfibio Lago de Texcoco - Hernán Cortés
13 bergantines, 325 hombres, cada bergantin con 25 españoles y una fusta, incluyendo capitán, veedor, 6 ballesteros y escopeteros.
Tercera carta de relación, Hernán Cortés.[34]
Se dio la orden de cortar los suministros de agua dulce que llegaban a México-Tenochtitlan desde Chapultepec, los mexicas trataron de impedirlo en un férreo combate que perdieron. Comenzaron las batallas, por las aguas del lago de Texcoco, por las calzadas y los puentes en una forma coordinada, Sandoval cubrió también el área de Tepeyac; al principio las bajas por ambos bandos eran semejantes, tanto atacantes como defensores tenían organizadas sus acciones. La estrategia de los conquistadores era destruir los puentes y albarradas de comunicación a la isla de México-Tenochtitlan, y con los bergantines provocar incendios en las poblaciones, de tal suerte que no hubiera forma de abastecer comida y agua a los sitiados. La estrategia de los mexicas fue reconstruir y defender el paso de los puentes y albarradas, de vez en cuando enviaron escuadrones para contraatacar a los cuarteles de los conquistadores. Contrario a las costumbres de los mexicanos, las actividades se realizaban día y noche. (usualmente los mexicas no peleaban en la oscuridad). Díaz del Castillo relató en su crónica que "cada día existían tantos combates (no siempre victorias) que si los hubiera relatado todos parecería un libro de Amadís o de Caballerías. Fueron 93 días de sitio.",..pero la falta de agua y alimento surtió efecto..."digo que en tres días con sus noches, en todas tres calzadas, llenas de hombres y mujeres y criaturas, no dejaron de salir y tan flacos y amarillos y sucios y hediondos, que era lástima de verlos"...
Por otra parte López de Gómara relató en su crónica que al final del sitio "los mexicas solo se alimentaban de raíces, bebían agua salobre de la laguna, dormían entre los muertos y estaban en perpetua hedentina, jamás quisieron la paz".
Caida de Tenochtitlan
La última ofensiva externa de los mexicas provenía de Malinalco, Malatzingo y Tulepa, sin embargo Cortés envió fuerzas a cargo de Andrés de Tapia y Gonzalo de Sandoval para detener el avance de esta ayuda.
Los conquistadores españoles pensaron que los mexicas estaban totalmente debilitados, y realizaron una incursión general a la ciudad, en una escaramuza Cortés fue capturado pero fue valientemente rescatado por Cristóbal de Guzmán, quién por salvar la vida de Cortés cayó prisionero en manos de los mexicas al realizar dicha acción. En franca retirada algunos otros españoles fueron hechos prisioneros.
De acuerdo a las costumbres de guerra de los mexicas, los prisioneros fueron sacrificados a sus dioses en lo alto de sus templos, impotentes sus compañeros pudieron observar los hechos a lo lejos reconociéndoles por su piel blanca y desnuda. Sin embargo el hecho dió ánimo a Pedro de Alvarado, quién en su afán de venganza, se colocó a la vanguardia para el asalto final.
.."Digamos ahora lo que los mexicanos hacían de noche en sus grandes y altos cués, y es que tañían el maldito tambor, que digo otra vez que era el maldito sonido y más triste que se podía inventar, y sonaba en lejanas tierras, y tañían otros peores instrumentos y cosas diabólicas, y tenían grandes lumbres y daban grandísimos gritos y silbos; y en aquel instante estaban sacrificando a nuestros compañeros de los que habían tomado a Cortés, que supimos que diez días arreo acabaron de sacrificar a todos nuestros soldados y al postrero dejaron a Cristóbal de Guzmán"...
Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, Díaz del Castillo.
Caida de Tenochtitlan
La última ofensiva externa de los mexicas provenía de Malinalco, Malatzingo y Tulepa, sin embargo Cortés envió fuerzas a cargo de Andrés de Tapia y Gonzalo de Sandoval para detener el avance de esta ayuda.
Los conquistadores españoles pensaron que los mexicas estaban totalmente debilitados, y realizaron una incursión general a la ciudad, en una escaramuza Cortés fue capturado pero fue valientemente rescatado por Cristóbal de Guzmán, quién por salvar la vida de Cortés cayó prisionero en manos de los mexicas al realizar dicha acción. En franca retirada algunos otros españoles fueron hechos prisioneros.
De acuerdo a las costumbres de guerra de los mexicas, los prisioneros fueron sacrificados a sus dioses en lo alto de sus templos, impotentes sus compañeros pudieron observar los hechos a lo lejos reconociéndoles por su piel blanca y desnuda. Sin embargo el hecho dió ánimo a Pedro de Alvarado, quién en su afán de venganza, se colocó a la vanguardia para el asalto final.
.."Digamos ahora lo que los mexicanos hacían de noche en sus grandes y altos cués, y es que tañían el maldito tambor, que digo otra vez que era el maldito sonido y más triste que se podía inventar, y sonaba en lejanas tierras, y tañían otros peores instrumentos y cosas diabólicas, y tenían grandes lumbres y daban grandísimos gritos y silbos; y en aquel instante estaban sacrificando a nuestros compañeros de los que habían tomado a Cortés, que supimos que diez días arreo acabaron de sacrificar a todos nuestros soldados y al postrero dejaron a Cristóbal de Guzmán"...
Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, Díaz del Castillo.
Al final del sitio que duró tres meses, Pedro de Alvarado tomó la plaza de Tlatelolco, los tenochcas que aún quedaban confrontaron las últimas batallas, fue entonces cuando pudieron observar horrorizados los conquistadores, que los mexicas no solo habían sacrificado a los prisioneros, además de extriparles el corazón, habían arrancado la piel de sus compañeros caídos para adornar sus templos.
En la refriega murieron algunos de los últimos señores y jefes mexicas. Los capitanes más destacados en la defensa del sitio por parte de los tlatelolcas fueron Coyohuehuetzin, y Temilotzin y por parte de los tenochcas Tlacutzin, y Motelchiuhtzin. Cuauhtémoc se reunió en Tolmayecan con sus capitanes, intendentes y principales para deliberar la inminente rendición
El 13 de agosto de 1521, Cuauhtémoc salía de Tenochtitlan en una embarcación a remos probablemente con la intención de negociar la rendición, fue capturado por García Holguín, mientras la ciudad caía en manos de Cortés.
Cuando Cuauhtémoc estuvo en presencia de Cortés, señaló el puñal que el conquistador llevaba al cinto, le pidió que lo matara con él, pues no habiendo sido capaz de defender su ciudad y a sus vasallos, prefería morir a manos del invasor. Esto hecho fue descrito por el propio Hernán Cortés en su tercera carta de relación a Carlos I de España:
.."llegóse a mi y díjome en su lengua que ya él había hecho todo lo que de su parte era obligado para defenderse a sí y a los suyos hasta venir a aquel estado, que ahora hiciese de él lo que yo quisiese; y puso la mano en un puñal que yo tenía, diciéndome que le diese de puñaladas y le matase"...
Tercera carta de relación, Hernán Cortés
Los conquistadores, los tlaxcaltecas, texcocanos, huejotzincas, chalcas, cholultecas y demás coaligados mataron a más de 40 000 mexicas, según las estimaciones del propio Cortés.
De acuerdo a López de Gómara, "el cerco duró tres meses, tuvo en él 200,000 hombres, 900 españoles, 80 caballos, 17 tiros de artillería, 13 bergantínes y 6,000 barcas. Murieron 50 españoles y 6 caballos y no muchos indios. Murieron de los enemigos 100,000, sin contar los que mató el hambre y la pestilencia".
Restauración de la ciudad y tormento de Cuauhtémoc
A Cortés no le interesaba en ese momento la muerte de Cuauhtémoc. Prefería utilizar ante los mexicas su dignidad de Tlatoani, ahora subsidiaria del emperador Carlos V y del propio Cortés. Así lo hizo con éxito, aprovechando la iniciativa y el poder de Cuauhtémoc a quién le restituyó el status de noble mexica respetado y bien tratado pero cautivo, para usar su prestigio y autoridad para el gobierno de los vencidos asegurando la colaboración de los mexicas en los trabajos de limpieza y restauración de la ciudad. Lo primero que ordenó fue restablecer el suministro de agua potable a la ciudad. La reconstrucción de Tenochtitlan se realizó al estilo renacentista europeo para convertirla más tarde con el nombre de México, en la capital de la Nueva España, que fue el primer virreinato de las Indias.
La codicia por el oro no se hizo esperar y no conforme con 380,000 pesos-oro ya fundido en barras de acuerdo a la crónica de Díaz del Castillo, o 130,000 castellanos según la crónica de López de Gómara; el tesorero Julián de Alderete exigió el tormento de Cuauhtémoc, para que éste confesase donde se escondía el resto del tesoro de Motecuhzoma. Fue entonces cuando a Cuauhtémoc y Tetlepanquetzal les untaron los pies de aceite y los acercaron al fuego, Tetlepanquetzal se quejó con Cuauhtémoc del martirio y éste le respondió ‘’¿acaso estoy yo en algún deleite o baño?’’. Años más tarde en España, la culpa recayó en Hernán Cortés por permitir el martirio.
En la refriega murieron algunos de los últimos señores y jefes mexicas. Los capitanes más destacados en la defensa del sitio por parte de los tlatelolcas fueron Coyohuehuetzin, y Temilotzin y por parte de los tenochcas Tlacutzin, y Motelchiuhtzin. Cuauhtémoc se reunió en Tolmayecan con sus capitanes, intendentes y principales para deliberar la inminente rendición
El 13 de agosto de 1521, Cuauhtémoc salía de Tenochtitlan en una embarcación a remos probablemente con la intención de negociar la rendición, fue capturado por García Holguín, mientras la ciudad caía en manos de Cortés.
Cuando Cuauhtémoc estuvo en presencia de Cortés, señaló el puñal que el conquistador llevaba al cinto, le pidió que lo matara con él, pues no habiendo sido capaz de defender su ciudad y a sus vasallos, prefería morir a manos del invasor. Esto hecho fue descrito por el propio Hernán Cortés en su tercera carta de relación a Carlos I de España:
.."llegóse a mi y díjome en su lengua que ya él había hecho todo lo que de su parte era obligado para defenderse a sí y a los suyos hasta venir a aquel estado, que ahora hiciese de él lo que yo quisiese; y puso la mano en un puñal que yo tenía, diciéndome que le diese de puñaladas y le matase"...
Tercera carta de relación, Hernán Cortés
Los conquistadores, los tlaxcaltecas, texcocanos, huejotzincas, chalcas, cholultecas y demás coaligados mataron a más de 40 000 mexicas, según las estimaciones del propio Cortés.
De acuerdo a López de Gómara, "el cerco duró tres meses, tuvo en él 200,000 hombres, 900 españoles, 80 caballos, 17 tiros de artillería, 13 bergantínes y 6,000 barcas. Murieron 50 españoles y 6 caballos y no muchos indios. Murieron de los enemigos 100,000, sin contar los que mató el hambre y la pestilencia".
Restauración de la ciudad y tormento de Cuauhtémoc
A Cortés no le interesaba en ese momento la muerte de Cuauhtémoc. Prefería utilizar ante los mexicas su dignidad de Tlatoani, ahora subsidiaria del emperador Carlos V y del propio Cortés. Así lo hizo con éxito, aprovechando la iniciativa y el poder de Cuauhtémoc a quién le restituyó el status de noble mexica respetado y bien tratado pero cautivo, para usar su prestigio y autoridad para el gobierno de los vencidos asegurando la colaboración de los mexicas en los trabajos de limpieza y restauración de la ciudad. Lo primero que ordenó fue restablecer el suministro de agua potable a la ciudad. La reconstrucción de Tenochtitlan se realizó al estilo renacentista europeo para convertirla más tarde con el nombre de México, en la capital de la Nueva España, que fue el primer virreinato de las Indias.
La codicia por el oro no se hizo esperar y no conforme con 380,000 pesos-oro ya fundido en barras de acuerdo a la crónica de Díaz del Castillo, o 130,000 castellanos según la crónica de López de Gómara; el tesorero Julián de Alderete exigió el tormento de Cuauhtémoc, para que éste confesase donde se escondía el resto del tesoro de Motecuhzoma. Fue entonces cuando a Cuauhtémoc y Tetlepanquetzal les untaron los pies de aceite y los acercaron al fuego, Tetlepanquetzal se quejó con Cuauhtémoc del martirio y éste le respondió ‘’¿acaso estoy yo en algún deleite o baño?’’. Años más tarde en España, la culpa recayó en Hernán Cortés por permitir el martirio.
Se hizo entonces el recuento de los tesoros y se separó el Quinto del Rey el cual incluía oro, perlas, plata, tarros, platos, ídolos de oro, así como figuras de peces y pájaros, ropas lujosas de sacerdotes, plumas exóticas, animales vivos como jaguares, y esclavos. Alonso de Ávila y Antonio de Quiñónez fueron los que llevaron este cargamento en tres carabelas, pero fueron asaltados por corsarios franceses comandados por Juan Florín cerca de las islas Azores.
Por otra parte Hernán Cortés comenzó la repartición y asignación de tierras a los soldados y capitanes participantes de las campañas de la conquista de México, bajo el régimen de encomiendas. Solicitó de igual forma el envío de frailes o sacerdotes evangelizadores. Mientras, se estableció en Coyoacán a donde llegó su mujer, Catalina Juárez Marcaida, que falleció al poco tiempo.
Al conocer la noticia de la caída de México, el Consejo de Indias rechazó la acusación de traición contra Cortés, legalizando tanto el golpe de mano de éste como la conquista en nombre de la Corona de Castilla, a pesar de la oposición del obispo de Burgos quien quería favorecer a Diego Velázquez de Cuéllar.
Por otra parte Hernán Cortés comenzó la repartición y asignación de tierras a los soldados y capitanes participantes de las campañas de la conquista de México, bajo el régimen de encomiendas. Solicitó de igual forma el envío de frailes o sacerdotes evangelizadores. Mientras, se estableció en Coyoacán a donde llegó su mujer, Catalina Juárez Marcaida, que falleció al poco tiempo.
Al conocer la noticia de la caída de México, el Consejo de Indias rechazó la acusación de traición contra Cortés, legalizando tanto el golpe de mano de éste como la conquista en nombre de la Corona de Castilla, a pesar de la oposición del obispo de Burgos quien quería favorecer a Diego Velázquez de Cuéllar.